Semillero de Investigación

Los semilleros de investigación han tenido, en las últimas dos décadas, un destacado papel en el aporte y desarrollo de investigadores. De acuerdo a lo que señalan Lárraga y Rivera (2006)[1], fueron originados en Colombia, en el año 1996, por la Universidad de Antioquia (UdeA) de Medellín, y desde sus inicios tuvieron como objetivo principal el fomento de la investigación en educación superior.

Este movimiento ha sido conceptualizado por diferentes autores e instituciones, destacándose entre estos Guerrero (2007)[2], quien concibió el semillero de investigación como “un ambiente diseñado para identificar y reafirmar la vocación investigativa en general o en un área específica, integrado por un investigador de carrera que lo lidera, y un grupo de estudiantes o docentes que desean iniciarse en la investigación” (p.191).

Por su parte, Cardona (2015)[3] señaló que la creación de semilleros de investigación tributa a la mejora en la calidad de los egresados universitarios, puesto que permite la articulación de estudiantes, investigadores y académicos, a través de las dinámicas investigativas; por lo tanto, se desprende como una fuente de talento humano que contiene múltiples beneficios pedagógicos, didácticos y científicos para las instituciones de educación superior.

En el caso de la Universidad de Tarapacá, comprometida con la excelencia académica y el mejoramiento continuo de su calidad; propósito compartido por directivos y académicos del Departamento de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Facultad de Educación y Humanidades, quienes el año 2016 establecieron los primeros lineamientos para la creación de un semillero de investigación, liderado por los académicos Dra. Dayneri León Valladares y Dr. Luis Barrio Mateu, con el objetivo de desarrollar competencias en torno a la investigación científica y fomentar la investigación conjunta entre estudiantes y académicos.

A su vez, el Centro EDUCAR estableció dos modalidades para el desarrollo de semilleros de investigación: la primera, a través de proyectos adjudicados por el Programa de Investigación UTA-Escuela, conformados por una tríada investigativa de un/a académico/a, un/a docente del sistema educativo y estudiantes de pregrado, desde un rol de asistentes de investigación, en torno a investigaciones en educación sobre problemáticas efectivas que se observen en el sistema escolar regional.

Como segunda modalidad, se amplió el espectro y se estableció un semillero de investigación dirigida a todos los estudiantes de pregrado con intenciones de investigar en educación, independiente de la carrera que cursara, sobre la base de promover habilidades de investigación; fortalecer el pensamiento crítico y contribuir a la reflexión, problematización, generación y transferencia de conocimiento a través de un enfoque investigativo.

Por otra parte, cabe destacar que, desde la Red Universitaria Estatal de Formación Inicial Pedagógica (RUEFIP), se generó una vinculación efectiva con la Universidad de Los Lagos, Universidad de Antofagasta, Universidad de Atacama, Universidad de Santiago de Chile, Universidad del Bío-Bío, Universidad de Magallanes y Universidad Arturo Prat, quienes han implementado semilleros de investigación en diversas modalidades, por lo que se han realizado encuentros con los objetivos de generar instancias de reflexión académica entre los integrantes de semilleros de investigación en las diferentes áreas del saber, donde han participado estudiantes de la Universidad de Tarapacá, en representación de la institución.

[1] Lárraga, R. y Rivera, R. (2016). Semillero Internacional de Investigación. Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales. doi: 10.13140/RG.2.2.29664.53768.

[2] Guerrero, M. (2007). Formación de habilidades para la investigación desde el pregrado. Acta Colombiana de Psicología, 10(2), 190-192.

[3] Cardona, J. (2015). Semilleros de investigación: una experiencia en la Facultad de Medicina de la Universidad Cooperativa de Colombia. Curare, 2(1), 43-50. doi: 10.16925/cu.v2i1.1280